Tecnológicas, ¿a la caza de nuestra información?

La semana pasada, el periódico The Wall Street Journal (WSJ) reveló que Google y otras compañías que venden espacios publicitarios eludieron las configuraciones de privacidad de millones de usuarios del navegador de internet de Apple en sus equipos como iPhones y computadoras, con la única finalidad de rastrear los hábitos de las personas que preferían que se les protegiera de ese tipo de vigilancia.

Por medio de códigos informáticos especiales, las empresas engañaban a Safari para permitir el seguimiento de muchos usuarios.

Sin embargo, Google se defendió y señaló: “The Wall Street Journal deforma lo que ocurrió y por qué. Utilizamos herramientas conocidas de Safari para proveer funciones que usuarios de Google conectados al sitio han autorizado. Es importante destacar que estos cookies no recopilan información personal”.

Pero la realidad es que hoy, estos sitios que cuentan con millones de usuarios en todo el mundo, han aprovechado dicha oportunidad con el único deseo de dominar el mercado virtual realizando prácticas poco éticas. Aunque claro, muchos permitimos que esto se lleve a cabo dando algunas veces, el acceso a nuestros datos y nuestra información privada.

Y por supuesto que Apple no se libra de esta polémica, pues tendrá que realizar algunos cambios en su iOS para evitar que este tipo de incidentes los lleve a perder millones de consumidores, ya que este no es el primer caso negativo para la compañía.

Hace unos días, la aplicación social Path se dedicó a almacenar nuestra agenda de contactos (nombres, apellidos, teléfonos y correos electrónicos) sin permiso, lo cual desató la molestia de los usuarios y obligó a su creador a cambiar la política de la firma.

Sin duda, el comercio de datos personales se convirtió en un potente motor de la economía digital. Por lo pronto, el gobierno de Barack Obama solicitó la creación de una Declaración de Derechos de Privacidad para alentar a las compañías a adoptar mejores prácticas de privacidad. Así Google, Facebook, Twittter y Path, entre otros, aprenderían a respetar la información de sus usuarios.